El campo abierto es algo muy
especial para mi, y supongo que para todo mundo, bueno hay quién prefiere estar
permanentemente en una ciudad con todas sus comodidades yo adoro el mar, el
monte, la montaña nevada, la sierra, el desierto, ríos lagos etc. Con todos los
riesgos e incomodidades que esto implica.
Me
remonto de nuevo a mi juventud, alrededor de los 16 años, tengo amigos con
quienes comparto al menos algo de ese gusto por la Naturaleza, digo algo porque
a ellos les gusta la cacería a mi no pero me encanta caminar en el monte,
acampar, subir montañas.
Pues
bien ese día nos reunimos los tres en la plática surgió la idea de ascender la
montaña más alta visible desde nuestra localidad, ellos con sus motivos
cinegéticos yo solo con la idea de realizar lo que nos parecía una hazaña, ya
que acordamos llegar a la cumbre y esto era una empresa nada fácil sobretodo
por nuestra inexperiencia.
En
menos de una semana reunimos lo necesario (que no era gran cosa) para iniciar
nuestra aventura un compañero llevaba un
rifle calibre 22, para mi las armas no despiertan interés, así fijamos el día en que partiríamos.
La
noche anterior al día de partida yo estaba muy entusiasmado con la aventura que
iniciaríamos el día siguiente, así me fui a dormir muy emocionado. En mis
sueños me vi ya en la montaña, estábamos
en un campo abierto entre los árboles, frente
a un blanco de centro rojo alguien medió una hermosa pistola tipo escuadra,
negra con cachas blancas con la que disparé al blanco con tanto acierto que mis
compañeros admiraron mi buena puntería, pero repito eso fue solo un sueño.
Por la
mañana nos reunimos cargamos nuestras mochilas e iniciamos la caminata que nos
llevaría a una pequeña localidad ubicada en la base de esta montaña de la que
se contaban muchas leyendas. Llegamos a la casa de quién sería nuestro guía en
el ascenso descansamos y comimos ya por la tarde iniciamos los cuatro una
caminata de exploración con el plan de regresar a dormir a la casa esa noche e
iniciar el ascenso al día siguiente muy temprano. Así caminamos un buen rato en
un claro entre los arboles el guía nos preguntó ¿quieren tirar? Con el machete hiso unos trazos en un árbol a
manera de blanco se acercó a mí y me entregó ¡Una vieja pistola negra con
cachas blancas! Que si bien no tenia nada de hermosa la asocié de inmediato a
mi sueño de la noche anterior, sin pensarlo mucho apunté y dispare dando en el
blanco mis compañeros hicieron comentarios de admiración, tal como en mis sueños
no me resistí a contárselos que había vivido esos momentos en mis sueños pero a
ellos eso nos les causó mayor curiosidad.
Y hasta
aquí el relato que nos interesa para no aburrirles con el resto de esta
aventura, claro si alguien me pide le cuente el resto con gusto lo haré.
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