La niña que anunció su muerte
Esta es una historia real, que conmovió
a toda una pequeña comunidad rural, en Sinaloa, México, los datos fueron
obtenidos entrevistando a personas que vivieron muy de cerca estos hechos, los
nombres han sido cambiados por nombres ficticios.
Una pequeño poblado de origen
prehispánico en la sierra madre Occidental Mexicana, una familia feliz, con
hijos en su mayoría mujeres. Nuestra atención se centra en la más pequeña de
las hermanas ¿que edad tendría? 5 a 6 años, esta niña a quien llamaremos Linda
porque era muy bonita a decir de quienes la conocieron, sus ojos claros
adornaban su carita angelical.
Por ser la menor era la favorita de su papá y ella
tenia mucho apego a él, la vida era bella, tan bella como puede haber sido en
el duro ambiente rural mexicano de los años 50’s.
Pero en ese pequeño poblado la vida era difícil y
muchos de los jefes de familia tenían que salir de su localidad en busca de
trabajo, ese era el caso de Iván papá de Linda que trabajaba en un puerto
cercano, se había enrolado en un barco atunero y así, con el duro trabajo en el
mar podía sostener a su querida familia y todo marchaba bien hasta que ocurrió
el fatal accidente.
Un día antes de salir de su casa rumbo a aquél puerto
le comentó a alguien que en esa ocasión sentía que no debería realizar ese
viaje, pero el deber es más fuerte que todo y se fue a su trabajo. No hay
información precisa si el accidente fue en el barco o en el puerto, pero un
objeto muy pesado se precipitó sobre Iván causándole una muerte instantánea.
La noticia llegó a la familia se les informó que Iván había
sufrido un accidente y se encontraba grave, sus padres se trasladaron al puerto.
En el camino la mamá de Iván vio a un hombre montando un caballo y vestido de
negro, tenia las características de su hijo a su decir alto delgado y muy bien
parecido. Comentó llorando a su esposo; Iván ya murió lo acabo de ver se dirige
a casa, vamos por su cuerpo.
Inició así una vida se sufrimiento para
la viuda y para aquellos huérfanos. La abuela paterna se hizo cargo de Linda
quién no podía consolarse por la muerte de su querido padre, los días
transcurrían, solo se alegraba en
ciertos momentos; ¡Lo vi aquí estaba!, ¡Lo vi aquí estaba!, ¿quién? preguntó la abuela ¡mi papá aquí
estaba! Esa escena se repitió días después de la muerte de su papá, su abuela
preocupada platicaba con ella.
-No
puede ser hija tu papá ya falleció.
-Sí
yo lo vi, el otro día jugué con el.
-Con
el tiempo entenderás que el ya no está aquí.
-¡Yo
me voy a ir con el! ¡Quiero estar con el!
-No
digas eso mi niña.
Es esta pequeña localidad toda la gente
se conoce entre sí y existe una gran hermandad entre sus escasos habitantes,
menos de 2000, gente muy apegada a sus tradiciones de raíces prehispánicas, muy
conocidos por sus danzas y artesanías además de su amabilidad y hospitalidad con
todos sus visitantes.
Era una mañana hermosa tal ves de Junio
o Julio ya que el arroyo tenía partes profundas, este arroyo que solo corre en épocas
de lluvia y limita el Sur de esta localidad a solo unos metros de donde vivía Linda,
bajando por una zona rocosa.
Al Norte un rio que al Este confluye
con otro rio más caudaloso por lo que los niños de esta localidad son
excelentes nadadores y pescadores.
Linda caminó rumbo al arroyo y se
detuvo maravillada ante el jardín de su vecina Xochilt las plantas cultivadas
con mucho amor florecían radiantes, el sol de la mañana a contraluz de la
pequeña le daba un toque mágico a esas hermosas plantas, de entre todas había tres
flores que destacaban excepcionalmente hermosas, Linda llamó a gritos a la
señora Xochilt.
-¡Xochilt
ven!
- ¿Qué
quieres Linda? ¿Por qué gritas?
- ¡Quiero
que me regales esas tres flores!
- ¿Cuáles?
- Las
“francias” esas color rosa grandotas.
-
Esas no, me ha costado mucho trabajo cuidarlas, si quieres te regalo otras.
- No
yo quiero esas, esas son para mí.
-
No de ninguna manera, deja de molestar y ve a jugar.
- ¡Yo
se que me las vas a dar!
Horas después la abuela de Linda la tomó
de mano y se dirigieron al arroyo a lavar la ropa, esto se hace utilizando una
peña en la orilla a manera de lavadero y muchas de las veces empleando un
detergente natural llamado “matarratón” mientras los niños se divierten
nadando, así como lo hacía Linda ese día solo que por un momento se alejó. Su
abuela al notar su ausencia le grito ¡Linda donde estas! No hubo respuesta,
preocupada pidió ayuda a otras mujeres que estaban ahí, de inmediato la
buscaron y la encontraron arroyo abajo ya muerta. Alguien comentó que por la
posición de sus brazos había luchado para salir pero un remolino que se formaba
en ese lugar la había vencido.
Xochilt al enterase de su muerte,
bañada en lagrimas cortó las tres flores y las llevó como ofrenda ante el cadáver
de Linda. Inconsolable contó este suceso a la familia doliente. Mismo que aún hoy es recordado en ese lugar.
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