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martes, 20 de noviembre de 2012

¿Telepatia?


Era una velada muy agradable,  recientemente había sido presentado a una encantadora familia en una de las ciudades más grandes del mundo;  la ciudad de México.
Mi edad…  unos dieciocho o diecinueve años… a finales de la década de los 70’s.  El jefe de la Familia un respetable señor que aparentaba unos cincuenta años pronto sería uno de mis mejores amigos y por que no un segundo padre, inició su relato acerca de su gran afición; la escalada en roca.
                Describía con impactante realismo cada detalle de alguna de sus múltiples aventuras en las montañas, el esfuerzo llevado al límite de la resistencia humana, el vértigo de las alturas, sostenerse de pequeñas salientes donde apenas pueden apoyarse las yemas de los dedos la perfecta coordinación para ascender por paredes de roca casi verticales y lisas, con el miedo como compañero inseparable, pero con el suficiente control de emociones para tomar las mejores decisiones durante cada centímetro de ascenso.  Siempre con el riesgo inminente de caer a una muerte segura.  Solo el escuchar su relato me provocaba mucho nerviosismo mis manos estaban frías y sudaban estaba “enganchado” sabia que me atraía de manera irresistible ese deporte extremo y terminaría practicándolo.
La oportunidad surgió en la misma plática ese fin de semana viajarían a Pachuca Hidalgo él y dos compañeros estarían escalando la roca llamada “Los Frailes”, subirían por una ruta ya conocida por mi amigo y que me describió ampliamente al invitarme a participar respondí que los acompañaría pues siempre me gustado la aventura, dejando muy claro que yo los esperaría abajo, al pie de la montaña y de ninguna manera intentaría escalar. Dentro de mí sabia que aquello me llamaba mucho la atención y que tarde o temprano lo estaría intentando.
Se llegó el día salimos del DF en un viejo Volkswagen rumbo a Pachuca Hidalgo, los cuatro;  “Cisco” quién tenía  más experiencia tanto en escalada en roca como en alta montaña, él sería el puntero, “Luigi” otro escalador con suficiente experiencia quién serraría la acordada y mi veterano amigo “Criss” quién en sus planes iría delante de mi para cuidar de mi seguridad mientras yo seria el tercero en la acordada.
Llegamos a San José Tepenene un pequeño poblado al pie de una montaña que servía de base a los monolitos llamados los frailes, el mas alto tiene unos 70 metros de la base a la cima. La montaña se localiza a los 40 grados 13 min. 40.28 seg. Lat. N y 98 grad. 51 min. 18.71 seg. Long. O. con una altura de unos 2800 m sobre el nivel del mar según Google Earth nuestro agradecimiento a los autores de estas fotos, publicadas ahí mismo.
              
De San José a la base de los Frailes había que ascender por un camino de terracería  de unos doce kilómetros, aquí debo aclarar que yo no era un deportista y no practicaba más que una ocasional “cascara” de Fut Bol por lo que no tenia condición física ¿a que viene esto? Pues a que fue necesario empujar el viejo Volkswagen entre tres para que pudiera subir hasta la cima así que llegamos agotados, al menos yo estaba “acabado” y la escalada no había iniciado, descansamos un poco mientras se preparaba el equipo; las cuerdas de nylon y los mosquetones entre otros.


               
Conforme nos acercábamos a la roca se veía más impresionante, yo solo podía maravillarme el primer trayecto de ascenso era una “chimenea” una separación de un metro en promedio entre los dos monolitos y una altura de unos 20 metros vi a Cisco ascender con gran facilidad escalando entre las dos paredes, Criss me enseñó una técnica que consistía en apoyar la espalda a una pared y a la otra ambos pies así se veía muy fácil subir y lo era, subí disfrutando de esas emociones mientras Criss recogía la cuerda atada a mi arnés, si yo caía el debería detenerme. Solo al terminar este trayecto a 20 m. de altura al superar una saliente llamada el “caballo” estuve consiente de la altura y sentí vértigo por primera ocasión y claro miedo también.
Superado este primer obstáculo había un pequeño espacio donde pudimos descansar y apreciar la vista aérea de esa zona de Pachuca pero ante nosotros más imponente que nunca teníamos la parte mas alargada de la roca que intentaríamos subir “El Canalón” era como una resbaladilla casi totalmente liza y casi vertical en su totalidad me quedé extasiado mirándola y me dije; “Quién sea capaz de subir por aquí, es una persona excepcional”. Y yo me declaraba incompetente para tal hazaña, me impresionó más ver a Cisco casi pálido y en tensión previo al ascenso, él como puntero tenía el mayor riesgo y lo que iba a intentar no era un paseo.
Anudó la cuerda alpina de nilón a su harnees, tomó suficientes mosquetones y otro equipo e inició el asenso, escalábamos al estilo antiguo y cada tanto había unas argollas clavadas a la roca (hoy en día se utilizan “nueces” y otros recursos con el objetivo de no alterar la pared) al llegar a la argolla enganchaba un mosquetón y pasaba la cuerda por este y continuaba subiendo, así si caía, Criss abajo debería sostener la cuerda y frenar su desplome. Cisco terminó de subir el canalón, debió haberse atado a alguna roca para ahora él asegurar a Criss o sea sostener la cuerda si este caía. Se reunieron los dos al final del canalón en un pequeño espacio solo unos momentos Cisco siguió escalando hacia otro punto previo al ataque de la cima Criss me arrojó la cuerda y me gritó que yo seguía, pues desde donde estaba no nos podíamos ver.
¡Víctor tu sigues! ¡Amarra la cuerda a tu harness! - Le  respondí; ¡Ni madreeesss!
¡Vamos inténtalo, siquiera! - ¡No yo aquí los espero! - ¡Solo sube un poco!
No tuvieron que insistir mucho, en unos minutos ya estaba ascendiendo por el canalón, mi concentración era total buscando con mucho cuidado las pequeñas salientes de la roca donde me tenia que sostener, mi meta; ni un solo error no creía del todo que Criss frenara mi caída en caso de que eso ocurriera, simplemente no quería caer de ninguna manera, estaba en una especie de trance y sus gritos me guiaban ¡si puedes!... ¡Un poco más!... ¡Conserva siempre tres puntos de apoyo!… ¡Que tus pies hagan el mayor esfuerzo, no tus brazos!...¡Que me vas a heredar!... ¡Puedes quedarte con mis deudas!.. (El mexicano hace bromas en cualquier situación)… ¡No veas hacia abajo!... Y en efecto ver el abismo, sosteniéndome solo con las yemas de mis dedos y la punta de mis tenis de diminutas salientes de roca y ya muy cansado era en verdad terrorífico. Cris ya me había explicado todo eso, si te dejas llevar por el pánico estás perdido tienes que controlarte y no rendirte ¡Nunca!
No se cuanto duré ascendiendo, me pareció una eternidad el dolor muscular era insoportable por momentos mi mente tendía a evadirse no podía estar enfrentando tal situación ver hacia abajo me reubicaba de nuevo en esa critica realidad regresar no era opción, si al ascender no se ven las salientes hacia abajo mucho menos, solo quedaba subir y hacerlo pronto. Me encontraba en la parte final del canalón ya a unos 5 metros de Criss era la parte más difícil muy vertical y muy lisa. No se como pero finalmente llegué, solo había una pequeña saliente donde nos podíamos sentar y una roca con superficie no mayor a un metro cuadrado donde me recosté a descansar un poco pero ni por un instante podía sentirme seguro, el paisaje era como si miraras de un avión.
Luigi pronto nos alcanzó, sentí que habíamos realizado una proeza pero enseguida enfrentaríamos la parte más difícil habríamos de  escalar hacia el lado Este para luego subir los tres o cinco metros más complicados después de eso ya estaba cerca la cima y era más fácil de acceder.
Permitieron que yo decidiera si continuaría hasta la cumbre, Cisco a duras penas superó la parte más difícil y ya nos esperaba cerca de la cumbre asegurado a unas salientes, el deseo de estar en la cumbre se apoderó de mi y decidí intentarlo escalé horizontalmente hasta la base de ese tramo que le da el tercer grado superior de dificultad a Los Frailes, me esperaba Criss y enseguida se reunió con nosotros Luigi, harían todo lo posible porque yo pudiera subir sin sufrir un accidente… y allá voy apenas empecé a subir me di cuenta que aquello era demasiado estaba ahí colgado de las yemas de los dedos y de los bordes de mis tenis de pequeñas salientes de roca, que yo veía ya completamente lisa no había más de donde sostenerse, faltaba poco casi alcanzaba la mano de Cisco ¡vamos un poco más! Me gritaba y todos me animaban. Pero mi cuerpo ya estaba agotado, sentía mis brazos y piernas como hilachos que ya no me sostendrían más el dolor se extendía por mis brazos y piernas que temblaban por el esfuerzo, todo eso era insoportable no se cuanto tiempo estuve luchando por un momento me rendí, todo estaba perdido… al ver los rostros de terror de mis compañeros comprendí que estaba provocando una tragedia que podría terminar con cuatro muertes Criss y Luigi escalaron y me ayudaron a apoyar los pies, ¡casi me estaban cargando! Al hacer eso ellos se estaban exponiendo demasiado muchos pensamientos negativos se apoderaron de mi, miré hacia abajo solo para tener idea de donde caería por ese lado había como cien metros de precipicio los pinos se veían diminutos y muchas rocas seguro me haría pedazos, me invadió una enorme tristeza… “ya, me voy a soltar y dejaré de sentir este dolor…” (Solo después Luigi me confesó que había tenido ese mismo pensamiento) “todo acabará rápido”, visualicé a mis padres y cuanto sufrirían con mi muerte… mis hijos ya no nacerían…
Esa última idea fue terrible y disparó algo dentro de mí, si mi cuerpo estaba agotado mi voluntad reaccionó, pensé; ¡vamos puedo resistir mucho más aunque estas manos se desgarren y mis músculos revienten! ¡No voy a caer! ¡el dolor no es nada!...
Y tomé la decisión que consideré más segura para todos
¡Ayúdenme voy a bajar!
-¡No, tienes que subir solo un poco mas, sería muy peligroso que te regreses!
¡Agarrense bién! Bajé esos tres metros pisando sobre sus hombros y piernas hasta la pequeña cornisa donde me pude parar, ¡voy hasta el canalón ahí los voy a esperar!
¡No hagas eso, desde aquí no podemos asegurarte, no tenemos buen anclaje y es mucha distancia la cuerda no resistiría!
Ya no pensé más solo estaba actuando, así que regresé escalando de manera horizontal hasta la saliente del canalón, era una locura pero para mi era la única salida, me liberé de la cuerda guía me recosté abrazado de la roca que mencioné anteriormente y pude descansar… relativamente, todo me daba vueltas les grité ¡pueden continuar aquí los espero!
Los tres alcanzaron la cumbre donde está empotrada una cruz de hierro, por lo que la escalada fue un éxito, es suficiente con que uno de los elementos llegue a la cumbre para considerarse un éxito de ese trabajo en equipo. Uno a uno bajaron a rapel donde yo me encontraba, recoger la cuerda y luego mi turno de bajar ¡más emociones! Bajar por la cuerda anclada de un extremo sostenido solo por la fricción de esta con un mosquetón sujeto a tu harness por medio del “nudo mexicano” mismo que ha cobrado muchas vidas, lo difícil dar el primer paso al vació, luego descender con mucha concentración regulando la fricción entre el la cuerda y el mosquetón.
Ya en tierra firme por así decirlo, todo eran bromas y risas… y también arriba, -bueno la próxima semana iremos a piedras cargadas. ¡Pues váyanse Ustedes yo para nada! Les dije.
La verdad es que a los ocho días ya estaba escalando de nuevo, hice ahí grandes amigos, alpinistas profesionales entre ellos, llegue a las cumbres más altas de México, Cisco ese año escalo El Aconcagua, Mis instructores escalaron El Canchenyunga en Nepal donde un compañero perdió la vida, hice locuras como escalar sin ninguna protección, entrené de manera formal con profesionales, luego abandoné la escalada y me orienté a la exploración.  Y podría escribir un libro de todas esas vivencias.
¿Pero que hace aquí este relato, en un blog de fenómenos paranormales? Bien, al día siguiente después de ocurrido este relato, recibí una llamada telefónica de mi mamá estaba muy preocupada me había soñado gravemente enfermo me veía postrado, describió al doctor que luchaba por mi vida su melena rizada y demás características físicas ¡era la descripción exacta de Cisco! La imagen que yo tenía grabada de el tendiéndome la mano y tratando de alcanzarme, su descripción fue fotográfica aunque adaptada a una escena de hospital ¡estábamos a más de mil kilómetros de distancia! Y ella no conocía a ninguno de mis compañeros.  Me costo trabajo convencerla de que todo estaba bien.

jueves, 1 de noviembre de 2012


La niña que anunció su muerte

         Esta es una historia real, que conmovió a toda una pequeña comunidad rural, en Sinaloa, México, los datos fueron obtenidos entrevistando a personas que vivieron muy de cerca estos hechos, los nombres han sido cambiados por nombres ficticios.



         Una pequeño poblado de origen prehispánico en la sierra madre Occidental Mexicana, una familia feliz, con hijos en su mayoría mujeres. Nuestra atención se centra en la más pequeña de las hermanas ¿que edad tendría? 5 a 6 años, esta niña a quien llamaremos Linda porque era muy bonita a decir de quienes la conocieron, sus ojos claros adornaban su carita angelical.
Por ser la menor era la favorita de su papá y ella tenia mucho apego a él, la vida era bella, tan bella como puede haber sido en el duro ambiente rural mexicano de los años 50’s.
Pero en ese pequeño poblado la vida era difícil y muchos de los jefes de familia tenían que salir de su localidad en busca de trabajo, ese era el caso de Iván papá de Linda que trabajaba en un puerto cercano, se había enrolado en un barco atunero y así, con el duro trabajo en el mar podía sostener a su querida familia y todo marchaba bien hasta que ocurrió el fatal accidente.
Un día antes de salir de su casa rumbo a aquél puerto le comentó a alguien que en esa ocasión sentía que no debería realizar ese viaje, pero el deber es más fuerte que todo y se fue a su trabajo. No hay información precisa si el accidente fue en el barco o en el puerto, pero un objeto muy pesado se precipitó sobre Iván causándole una muerte instantánea.
La noticia llegó a la familia se les informó que Iván había sufrido un accidente y se encontraba grave, sus padres se trasladaron al puerto. En el camino la mamá de Iván vio a un hombre montando un caballo y vestido de negro, tenia las características de su hijo a su decir alto delgado y muy bien parecido. Comentó llorando a su esposo; Iván ya murió lo acabo de ver se dirige a casa, vamos por su cuerpo.
         Inició así una vida se sufrimiento para la viuda y para aquellos huérfanos. La abuela paterna se hizo cargo de Linda quién no podía consolarse por la muerte de su querido padre, los días transcurrían,  solo se alegraba en ciertos momentos; ¡Lo vi aquí estaba!, ¡Lo vi aquí estaba!,  ¿quién? preguntó la abuela ¡mi papá aquí estaba! Esa escena se repitió días después de la muerte de su papá, su abuela preocupada platicaba con ella.

-No puede ser hija tu papá ya falleció.
-Sí yo lo vi, el otro día jugué con el.
-Con el tiempo entenderás que el ya no está aquí.
-¡Yo me voy a ir con el! ¡Quiero estar con el!
-No digas eso mi niña.

         Es esta pequeña localidad toda la gente se conoce entre sí y existe una gran hermandad entre sus escasos habitantes, menos de 2000, gente muy apegada a sus tradiciones de raíces prehispánicas, muy conocidos por sus danzas y artesanías además de su amabilidad y hospitalidad con todos sus visitantes.
        
         Era una mañana hermosa tal ves de Junio o Julio ya que el arroyo tenía partes profundas, este arroyo que solo corre en épocas de lluvia y limita el Sur de esta localidad a solo unos metros de donde vivía Linda, bajando por una zona rocosa.
         Al Norte un rio que al Este confluye con otro rio más caudaloso por lo que los niños de esta localidad son excelentes nadadores y pescadores.
         Linda caminó rumbo al arroyo y se detuvo maravillada ante el jardín de su vecina Xochilt las plantas cultivadas con mucho amor florecían radiantes, el sol de la mañana a contraluz de la pequeña le daba un toque mágico a esas hermosas plantas, de entre todas había tres flores que destacaban excepcionalmente hermosas, Linda llamó a gritos a la señora Xochilt.

-¡Xochilt ven!
- ¿Qué quieres Linda? ¿Por qué gritas?
- ¡Quiero que me regales esas tres flores!
- ¿Cuáles?
- Las “francias” esas color rosa grandotas.
- Esas no, me ha costado mucho trabajo cuidarlas, si quieres te regalo otras.
- No yo quiero esas, esas son para mí.
- No de ninguna manera, deja de molestar y ve a jugar.
- ¡Yo se que me las vas a dar!

         Horas después la abuela de Linda la tomó de mano y se dirigieron al arroyo a lavar la ropa, esto se hace utilizando una peña en la orilla a manera de lavadero y muchas de las veces empleando un detergente natural llamado “matarratón” mientras los niños se divierten nadando, así como lo hacía Linda ese día solo que por un momento se alejó. Su abuela al notar su ausencia le grito ¡Linda donde estas! No hubo respuesta, preocupada pidió ayuda a otras mujeres que estaban ahí, de inmediato la buscaron y la encontraron arroyo abajo ya muerta. Alguien comentó que por la posición de sus brazos había luchado para salir pero un remolino que se formaba en ese lugar la había vencido.
        
         Xochilt al enterase de su muerte, bañada en lagrimas cortó las tres flores y las llevó como ofrenda ante el cadáver de Linda. Inconsolable contó este suceso a la familia doliente.  Mismo que aún hoy es recordado en ese lugar.