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jueves, 1 de noviembre de 2012


La niña que anunció su muerte

         Esta es una historia real, que conmovió a toda una pequeña comunidad rural, en Sinaloa, México, los datos fueron obtenidos entrevistando a personas que vivieron muy de cerca estos hechos, los nombres han sido cambiados por nombres ficticios.



         Una pequeño poblado de origen prehispánico en la sierra madre Occidental Mexicana, una familia feliz, con hijos en su mayoría mujeres. Nuestra atención se centra en la más pequeña de las hermanas ¿que edad tendría? 5 a 6 años, esta niña a quien llamaremos Linda porque era muy bonita a decir de quienes la conocieron, sus ojos claros adornaban su carita angelical.
Por ser la menor era la favorita de su papá y ella tenia mucho apego a él, la vida era bella, tan bella como puede haber sido en el duro ambiente rural mexicano de los años 50’s.
Pero en ese pequeño poblado la vida era difícil y muchos de los jefes de familia tenían que salir de su localidad en busca de trabajo, ese era el caso de Iván papá de Linda que trabajaba en un puerto cercano, se había enrolado en un barco atunero y así, con el duro trabajo en el mar podía sostener a su querida familia y todo marchaba bien hasta que ocurrió el fatal accidente.
Un día antes de salir de su casa rumbo a aquél puerto le comentó a alguien que en esa ocasión sentía que no debería realizar ese viaje, pero el deber es más fuerte que todo y se fue a su trabajo. No hay información precisa si el accidente fue en el barco o en el puerto, pero un objeto muy pesado se precipitó sobre Iván causándole una muerte instantánea.
La noticia llegó a la familia se les informó que Iván había sufrido un accidente y se encontraba grave, sus padres se trasladaron al puerto. En el camino la mamá de Iván vio a un hombre montando un caballo y vestido de negro, tenia las características de su hijo a su decir alto delgado y muy bien parecido. Comentó llorando a su esposo; Iván ya murió lo acabo de ver se dirige a casa, vamos por su cuerpo.
         Inició así una vida se sufrimiento para la viuda y para aquellos huérfanos. La abuela paterna se hizo cargo de Linda quién no podía consolarse por la muerte de su querido padre, los días transcurrían,  solo se alegraba en ciertos momentos; ¡Lo vi aquí estaba!, ¡Lo vi aquí estaba!,  ¿quién? preguntó la abuela ¡mi papá aquí estaba! Esa escena se repitió días después de la muerte de su papá, su abuela preocupada platicaba con ella.

-No puede ser hija tu papá ya falleció.
-Sí yo lo vi, el otro día jugué con el.
-Con el tiempo entenderás que el ya no está aquí.
-¡Yo me voy a ir con el! ¡Quiero estar con el!
-No digas eso mi niña.

         Es esta pequeña localidad toda la gente se conoce entre sí y existe una gran hermandad entre sus escasos habitantes, menos de 2000, gente muy apegada a sus tradiciones de raíces prehispánicas, muy conocidos por sus danzas y artesanías además de su amabilidad y hospitalidad con todos sus visitantes.
        
         Era una mañana hermosa tal ves de Junio o Julio ya que el arroyo tenía partes profundas, este arroyo que solo corre en épocas de lluvia y limita el Sur de esta localidad a solo unos metros de donde vivía Linda, bajando por una zona rocosa.
         Al Norte un rio que al Este confluye con otro rio más caudaloso por lo que los niños de esta localidad son excelentes nadadores y pescadores.
         Linda caminó rumbo al arroyo y se detuvo maravillada ante el jardín de su vecina Xochilt las plantas cultivadas con mucho amor florecían radiantes, el sol de la mañana a contraluz de la pequeña le daba un toque mágico a esas hermosas plantas, de entre todas había tres flores que destacaban excepcionalmente hermosas, Linda llamó a gritos a la señora Xochilt.

-¡Xochilt ven!
- ¿Qué quieres Linda? ¿Por qué gritas?
- ¡Quiero que me regales esas tres flores!
- ¿Cuáles?
- Las “francias” esas color rosa grandotas.
- Esas no, me ha costado mucho trabajo cuidarlas, si quieres te regalo otras.
- No yo quiero esas, esas son para mí.
- No de ninguna manera, deja de molestar y ve a jugar.
- ¡Yo se que me las vas a dar!

         Horas después la abuela de Linda la tomó de mano y se dirigieron al arroyo a lavar la ropa, esto se hace utilizando una peña en la orilla a manera de lavadero y muchas de las veces empleando un detergente natural llamado “matarratón” mientras los niños se divierten nadando, así como lo hacía Linda ese día solo que por un momento se alejó. Su abuela al notar su ausencia le grito ¡Linda donde estas! No hubo respuesta, preocupada pidió ayuda a otras mujeres que estaban ahí, de inmediato la buscaron y la encontraron arroyo abajo ya muerta. Alguien comentó que por la posición de sus brazos había luchado para salir pero un remolino que se formaba en ese lugar la había vencido.
        
         Xochilt al enterase de su muerte, bañada en lagrimas cortó las tres flores y las llevó como ofrenda ante el cadáver de Linda. Inconsolable contó este suceso a la familia doliente.  Mismo que aún hoy es recordado en ese lugar.

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